MI CARTA DE VERANO

Dentro de unos días tiene lugar una de las noches más bonitas del año, la noche de San Juan.

La que anuncia el solsticio de verano con unas hogueras que iluminan la playa de noche y un sol que despierta al día siguiente en una época que, por lo general, suele ser la favorita de muchos.

Esta noche también es la que se utiliza para realizar rituales simbólicos liberadores. 

Un junio de hace algunos años cambió mi percepción cascarrabias sobre esto y aprendí que el secreto está en vivirlo como el momento en el que cerrar una etapa o algo malo.  Lo recuerdo como ayer. Y pasaron los días, el verano, y llegó el otoño. Y fue cuando lo confirmé.

Lo cierto es que este verano no necesito ningún ritual, pero como cada año mi deseo es, que sea el mejor verano de mi vida: el viaje que tanto tiempo llevas planeando, la típica rodaja de sandía que te refresca, la copa de vino blanco que se calienta rápido por el calor, el salitre del mar en la piel dorada (dorada como el anillo que llevo esta temporada), el sonido de las olas y el olor a crema aftersun.

Así que, si algo he aprendido a lo largo de estos veranos es que con ritual o sin él, el verano sencillo y sin complicaciones saboreando los pequeños momentos te renueva y esa profunda sensación momentánea de que no existe un mejor momento que este es la mejor sensación que conozco. No tenemos tiempo que perder.

Te deseo desde aquí el mejor de los veranos. Si has conseguido escaparte vivirás momentos especiales, y si por lo contrario este verano te quedas en tu residencia habitual estoy segura que sabrás localizar esos "momentos de verdad" de los que te hablo. Feliz verano estés donde estés.
- NURIA

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